Sentado en lo más alto
del campanario en el pueblo,
viendo las primeras nieves,
sorprendiendo a tejedoras del tiempo.
Admiro las horas que pasan sin ruido,
adormeciendo las tardes, suavizando el momento.
Sigiloso y sin compañía
solo saboreando tu recuerdo.
Una voz que surge distante,
quizá arañando mi tormento.
Te dejé escapar, en medio del viento,
no era mía tu mente,
tan sólo fui cenizas que arden sin fuego.
Amakre
No hay comentarios:
Publicar un comentario