Paseo la nada insondable
con cada mirada que lanzo al espejo,
y voy sin palabras, andante,
describiéndote sin letras, con besos.
Un río y mil mares cruzados,
y muchos desiertos,
el mismo frío experimentado,
y la tez del silencio.
Te busco en mil ecos soñados,
donde habitan los duendes del miedo,
sin remedio cautivo, enamorado,
esperando a tus alas volando en mi cielo.
Fénix Hebrón
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